Vergüenza Torera
Sí, señor; lo que Ud. diga, señor. Estos socialistas no tienen derecho ni a que se les dé agua, ¡mucho menos vidilla parlamentaria! ¡Faltaría más! ¿Y los nueve millones largos de votos....? tampoco merecen ni agua. Vamos, que todos los días de la vida son propiedad de la gaviota por partida doble y toda la sed se calma en sus fuentes.
Esa es la sensación que da el señor Aznar, mi Presidente, cuando recibe una pregunta en el parlamente, la casa de todos, de la oposición socialista. La involución que transmite, a pesar de que probablemente vuelva a ganar, ¡y de largo! es de sueño. Con toda seguridad que ha perdido la memoria, por si es así le indico que en las hemerotecas de 1991 en adelante hay abundante documentación para repescar y en la que se encontrará a sí mismo, porque parece ser que se ha olvidado. Si no ha perdido la memoria, es lamentable la vergüenza torera que manifiesta despreciando todo lo que huela a deseo de saber de la mitad, al menos la mitad, de la población de esa España que, ni entiende porque la cree su feudo, ni ama más allá de sentirla como sillón de sus dominios imaginariamente universales.
Este país no merece tanta necedad manifiesta ni la falta de consideración que encierra cada una de las respuestas que con tanta sabiduría da a la oposición en el lugar en que todos los españoles estamos representados. El espejo que le posibilitó asentar sus posaderas en el puente de mando debió de romperlo, tanto mirar atrás impide ver lo que viene por delante y a lo mejor va ay es un muro que frena en seco la marcha de la desfachatez.