Lo importante es España


Como uno más de esos miles de españoles sumidos últimamente en la incertidumbre del destino que nos espera, creo legítimo cuestionarme, aunque sea toscamente, lo siguiente: \" ¿Qué importamos los poseedores de la soberanía popular? ¿Tan sólo somos moneda de cambio en función de las circunstancias de deshonestidad o deshonradez de unos cuantos? ¿No somos punto de referencia cuando expresamos un voto, cíclicamente, a su tiempo, para otorgar la confianza a unas personas, a unas siglas para que dirija nuestra sociedad? ¿Tan sólo importamos para ser manipulados en función de las perspectivas de acceder al poder o continuar en él? ¿Tan poco representamos, tan poco valor tenemos para nuestros representantes que pretenden utilizarnos cuando el mar más encrespado está?

¿Por qué no nos intentan aprovechar en tiempo de bonanza, cuando el mar está terso, cuando ha ido limando estrías de las rocas de tanto acantilado como hay, o se pretende que haya, en esta nuestra querida España?

Como español, como ciudadano del mundo, como descendiente de personas que fueron capaces de diseñar la filosofía del diálogo y la tolerancia, me siento aturdido; ¿cómo es posible hoy, en un mundo lleno de barbaridad ¿ Cómo es posible que el 0,01% de españoles sea capaz de convertir a 38 millones en seres sospechosos? ¿Un total de 3.800 ciudadanos pueden poner en un brete a todo un pueblo que quiere vivir en normalidad? (Auméntese a un 0,10,= 38.000). No será más normal admitir que en un cesto de manzanas, cogidas en cualquier momento del día, puede haber alguna en mal estado?

Es poco imaginativo pensar que un gobierno posible, al cabo de cualquier tiempo va a salir inmaculado, si en cualquier familia, por pequeña que sea, no es posible vivir sin desacuerdos.

Creo que al pueblo español se le está metiendo, espero que sin mala intención, en un callejón decididamente sesgado por unos y por otros; ni todo es tan malo como se predica ni tan bueno como se pretende. Desearía que todos los españoles trajesen a su memoria a un vallisoletano universal, el último Premio Cervantes, asociado a su DISPUTADO SEÑOR CAYO, con esa carga de normalidad ante la vida, porque ésta es más normal de lo que se pretende hacer.

Lo importante es España, por encima de ella ningún individuo, por muy Mesías que se crea, ha de ponerse como salvador. Los países se salvan a sí mismos o se destruyen guiados por ambiciones meramente personales (y ejemplos hay en la historia

Todos los momentos son de reflexión, es muy difícil mantener el sosiego pero es necesario; a ningún español le interesa que el Estado sufra un bajón, no; a todo español le interesa el Estado, en ello le va la vida; el español cree más importante el todo que la parte aunque en estos momentos, y con sólo un poco de crítica, se percibe que para muchos es más importante la parte que el todo.

No es posible que hoy, en momentos difíciles, unos y otros se presenten como virtuosos y a los otros como pecadores, la historia sabe de ello un poco y el presente también, sólo hace falta repasar los periódicos y hablar con sinceridad; unos y otros, pecadores y virtuosos, pueden intercambiarse los papeles sin el menor rubor. Si ello es así, el pueblo se merece una claridad y sinceridad meridiana porque de lo contrario, de aquí a unos meses se le volverá a embaucar y poco a poco se minará su propio cimiento y vendrá el vacío.

¿Todos los miembros de una familia son virtuosos porque uno de ellos sea santo? ¿Todos son pecadores porque uno lo sea? ¿No estaremos ante el espejo de una sociedad al margen de virtuosos y pecadores? ¿Cabrá recordar el símil del evangelio de la paja y la viga en el ojo de todos?

La verdad es, ante todo, desnuda, ¿somos capaces de difundirla a palo seco, sin más aditamentos que la prédica personal? Si somos capaces de responder afirmativamente podemos cambiar el mundo, de lo contrario tan sólo estaremos aumentando el reino de la confusión en busca de la propia verdad que siempre es parcial.

Hoy está volviendo la doctrina de la Iglesia Católica a ganar terreno y ésta, cuando manda confesar propone lo siguiente: 1) examen de conciencia y 2) propósito de enmienda, ¿les suena esto a los políticos? ¿Y a los destinatarios de las medias verdades, nos suena?

Como ciudadano de a pie, formado en unos principio ético - religiosos de los que participamos un alto porcentaje de españoles, me pregunto: ¿Las medias verdades son el preámbulo de la verdad entera o simplemente un medio del embaucador de turno?