Políticos Lloradores


Es difícil dar soluciones por quien no tiene conocimiento ni poder para adoptarlas. No obstante en el pensar del pueblo laten constantemente pensamientos contra la injusticia que le rodea; esto no es difícil constatarlo.

El pueblo siempre ha pensado aunque su actuación siempre haya sido nula. El pueblo siempre se ha conformado sin exigir porque no ha podido hacer otra cosa; por ello siempre se le ha calificado de \" sufrido \", de pobre, de hermano tonto aunque nunca haya tenido un hermano al que hacer referencia para tildarlo de tonto y no de listo o de pobre y no de rico. El pueblo siempre ha tenido la cabeza llena de utopías y si en algún momento éstas han sido realidades pronto se han vuelto a tornar utopías.

Lo más curioso es que ese pueblo está convencido de estar tratado injustamente, de estar sometido a algo que no entiende porque no se lo cuestiona: el poder en cualquiera de sus vertientes, político, económico, religioso, ...

Es el mismo pueblo el que se ha sometido basado en su desconocimiento de las cosas y aceptando que él no es doctor en nada; se ha sometido a sí mismo porque le han convencido y porque en su inercia le han permitido y ayudado a que en él crezca un sentimiento de infravaloración. Se ha desvinculado de todo porque le han desvinculado; pasa de todo porque le han hecho pasar; es amorfo porque le han quitado la forma; es impersonal porque le han suplantado la personalidad; es burro de carga porque le han mentalizado de que no sirve para otra cosa.

Ese pueblo tan impersonal, tan conforme con su suerte, tan guardador de su sabiduría, tan buen cumplidor de su misión, no hace sino permitir la injusticia de su vida aceptando siempre cuantas soluciones le quieran dar.

Se conforma con tan poca cosa que ni siquiera aspira a ser persona, eso no es para él! faltaría más ¡ aunque con ello esté siendo más persona de lo que se pretende que sea. No en balde casi es feliz; al menos indiferente.

No participa en todo eso que torna al hombre en máquina de hacer dinero, de poder, de diversión,...

Ese pueblo es algo más serio que todas las concepciones que de él se tienen; ese pueblo merece otro trato distinto del que se le da; ese pueblo clama, aunque sea en silencio, por ser mirado con más justicia, por ser guiado con más humanidad; clama porque se le de lo que es suyo, solamente lo que es suyo, no quiere las migajas.

No puede seguir por mucho tiempo la conformidad cuando las diferencias se acentúan: el pueblo cada vez se hace más pobre para permitir una mayor holganza de quienes le convencen de no poder hacer otra cosa. No puede ser por mucho tiempo la indiferencia de quienes ven mermar sus fuerzas a pasos agigantados. No puede seguir por mucho tiempo siendo un pozo sin fondo del que se va sacando agua porque, necesariamente, se ha de llegar a su fondo. No puede seguir por mucho tiempo el no creerse docto en nada cuando las consecuencias de las imposiciones de los doctores le están degradando cada día más.

Si el pueblo no cuenta para nada lo lógico sería olvidar que existe, con lo cual aquella parte de los hombres que no son pueblo no podrían subsistir; lógicamente este argumento es incomprensible. Entonces, pues, sí es fácil deducir que se ha de hacer algo más positivo que lo que se está haciendo para no permitir que el pueblo siga como siempre.

1979.10.21 Opiniones de un payaso

Son pocos quienes confían en soluciones rectas cuando quienes las aportan no tienen un recto proceder. Son pocos quienes creen en la libertad predicada por quienes se oponen a ella. Son pocos quienes sueñan en un mundo mejor cuan ven cómo el individuo y su libertad son rechazados por quienes teóricamente, y con piel de oveja, hablan de ella y la gastan en sus labios. Son pocos quienes pueden confiar en algo que no sea una posición coherente y recta que respete a las personas en todos sus sentidos.

Son muchos los españoles para quienes no pasa desapercibido que el artículo primero de nuestra constitución no es respetado por otros muchos españoles que dicen luchar por su contenido desde tiempo inmemorial. Son muchos los españoles que sienten el choque de sus dientes cuando por un gran sector de sus compatriotas no son respetados muchos de los artículos de esa ley primera creada por todos, amen del espíritu de la misma.

Parece ser como si los españoles hubiéramos perdido una parte de nuestra memoria y cada uno quisiera la libertad para él o para su grupo político pensando que ellos son los portadores de la verdad eterna, por otra parte relativa. Esto es, en primer lugar, no ser ciudadano demócrata y, en segundo lugar, representa no admitir a los demás.

La ley del más fuerte es algo que todos rechazamos hace tiempo y ahora volvemos a caer en ella porque cada uno no intenta sino, al margen de todo y de todos, imponer su ley por distintos caminos: se invade la calle, se levantan las voces contra todo y contra todos, o se permanece alejado del mundanal ruido relajado en su sillón y no se aportan soluciones para callar las voces con justicia, es más, y aquí radica el quid de la cuestión, no se aporta esa honradez que ha de ser inherente al hombre y que le es natural.

No se puede hacer política partidista cuando lo que está en juego es la convivencia y la armonía de todos. No se puede hacer política partidista al margen de un juramento o una promesa de fidelidad representada en el sí con el que entre todos elaboramos la primera ley.

Es un hecho muy grave que desde diversos sectores se está manipulando al todo el que se deje y, normalmente, el pueblo llano no tiene resistencia, se le convence pronto si se monta un circo de titiriteros; se está manipulando algo tan fundamental como es la libertad del hombre, su vida, su educación; toda manipulación desemboca en la manipulación misma de nuestra palabra y si manipulamos nuestra palabra podemos deducir que los valores son pocos; estaremos diciendo a voz en grito que somos unos farsantes de feria y que no merecemos tantos aplausos como se nos tributan a no ser que sólo seamos unos cómicos de circo.

Todos dijimos en el artículo primero de nuestra constitución que los valores superiores, las bases de nuestra convivencia son la libertad, la justicia y la igualdad junto al pluralismo político, además residenciamos la soberanía en nosotros mismos de tal manera que de la concepción universal de pueblo es de donde emanan todos los poderes del estado. Nosotros, todos los españoles nos comprometimos a cumplir nuestra palabra y lo hicimos en unos términos tan sencillos que sólo requieren de un pequeño esfuerzo para vivirlos.

Nos hemos puesto por encima la libertad: libertad amplia que afecta a todos, cualquiera que sea su condición, libertad como base de todo hombre, de toda comunicación y convivencia. Libertad sin distinción de unos o de otros, libertad sin cortapisas. Quizás habría que recordar la máxima filosófico - religiosa de que \"mi libertad empieza donde termina la de los demás\", es decir, libertad abrazada a honestidad.

Nos hemos puesto por encima la justicia: justicia cuyo único contenido consiste en dar a cada uno lo suyo, y esto ya lo afirmaban los clásicos, y nada más propio de cada uno que su parcela de libertad, la cual no es usucapible por nada ni por nadie y menos por ideas (en el fondo políticas) que intentan defender su significado; tan sólo es usucapible por su propio dueño, es decir, por cada uno; por ende, la justicia, está cimentada en la libertad.

Nos hemos puesto por encima la igualdad: igualdad que representa ni más ni menos que respetar a los demás tal como son, dejarles vivir y desarrollarse como quieren y bajo un eje que todos hemos defendido y definido.

Indudablemente que no todos los hombres somos iguales en una serie de determinadas coordenadas que poco tienen que ver con la persona en sí: relación social, política, dinero, capacidad intelectual,..., pero lo que si es innegable es que todos somos iguales como personas llamadas a desarrollarse, y esa igualdad no puede someterse a vasallaje por quienes defienden una idea u otra, una visión del mundo u otra, sino sólo y exclusivamente por la honradez. No son asimilables estos conceptos básicos y fundamentales a una situación de fuerza o de capacidad para echarse a la calle porque tan buena y respetable es una idea como otra, una postura política como otra. No tan plausible es un abuso de esa capacidad o de esa voz. Tampoco es honrado callarse una idea cuando su esencia es atacada sin ningún reparo por quienes predican - como nuevos Mesías sociales que tanto dejan que desear - una idea que pretende anular a las demás, y es que el hombre - querámoslo o no - tiene una esencia inalienable por su contrincante.

A lo largo de la carta magna las ideas se repiten siempre con el buen fin de remachar los pensamientos que si fueran llevados a cabo literalmente procurarían un mundo inmejorable: la dignidad de las personas, los principios inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de su personalidad, el respeto a la ley y a los demás son el fundamento del orden político y de la paz social.

Es indudable que en no mucho espacio de tiempo hemos olvidado lo que esto quiere decir y ellos por varias razones: primero, el orden político y la paz social son fruto de una convivencia llena de contrastes, llena de personas y posturas diferentes pero no por ello son menos ante el resto de los ciudadanos quienes tienen distinta visión de la vida o de la comunidad.

Esto es algo tan sencillo como decir que la convivencia no se impone con espada sino con algo distinto; segundo: el respeto a la ley va paralelo a la honradez que todos creemos defender, el respeto a la ley empieza por el respeto a todos quienes han acatado esa Ley y ésta la hemos aprobado todos; tercero: cada individuo tiene derecho a desarrollar su personalidad que, buena o mala, es tan digna de crédito y ayuda como su contraria; cuarto: la dignidad de la persona..., por encima de cualquier idea el hombre es digno en sí mismo por el mero hecho de su existencia y al margen de cualquiera otra idea añadida o matiz político o religioso; esto, en demasiadas ocasiones, es olvidado por sectores muy amplios que predican su religión y su política, o la falta de estas sin respetar el principio de dignidad, pretendida base de su ideología. (Inconcluso)

[octubre de 1979,]{.underline} lo importante es España.

Como uno más de esos miles de españoles sumidos últimamente en la incertidumbre del destino que nos espera, creo legítimo cuestionarme, aunque sea toscamente, lo siguiente: \" ¿Qué importamos los poseedores de la soberanía popular? ¿Tan sólo somos moneda de cambio en función de las circunstancias de deshonestidad o deshonradez de unos cuantos? ¿No somos punto de referencia cuando expresamos un voto, cíclicamente, a su tiempo, para otorgar la confianza a unas personas, a unas siglas para que dirija nuestra sociedad? ¿Tan sólo importamos para ser manipulados en función de las perspectivas de acceder al poder o continuar en él? ¿Tan poco representamos, tan poco valor tenemos para nuestros representantes que pretenden utilizarnos cuando el mar más encrespado está?

¿Por qué no nos intentan aprovechar en tiempo de bonanza, cuando el mar está terso, cuando ha ido limando estrías de las rocas de tanto acantilado como hay, o se pretende que haya, en esta nuestra querida España?

Como español, como ciudadano del mundo, como descendiente de personas que fueron capaces de diseñar la filosofía del diálogo y la tolerancia, me siento aturdido; ¿cómo es posible hoy, en un mundo lleno de barbaridad ¿ Cómo es posible que el 0,01% de españoles sea capaz de convertir a 38 millones en seres sospechosos? ¿Un total de 3.800 ciudadanos pueden poner en un brete a todo un pueblo que quiere vivir en normalidad? (Auméntese a un 0,10,= 38.000). No será más normal admitir que en un cesto de manzanas, cogidas en cualquier momento del día, puede haber alguna en mal estado?

Es poco imaginativo pensar que un gobierno posible, al cabo de cualquier tiempo va a salir inmaculado, si en cualquier familia, por pequeña que sea, no es posible vivir sin desacuerdos.

Creo que al pueblo español se le está metiendo, espero que sin mala intención, en un callejón decididamente sesgado por unos y por otros; ni todo es tan malo como se predica ni tan bueno como se pretende. Desearía que todos los españoles trajesen a su memoria a un vallisoletano universal, el último Premio Cervantes, asociado a su DISPUTADO SEÑOR CAYO, con esa carga de normalidad ante la vida, porque ésta es más normal de lo que se pretende hacer.

Lo importante es España, por encima de ella ningún individuo, por muy Mesías que se crea, ha de ponerse como salvador. Los países se salvan a sí mismos o se destruyen guiados por ambiciones meramente personales (y ejemplos hay en la historia

Todos los momentos son de reflexión, es muy difícil mantener el sosiego pero es necesario; a ningún español le interesa que el Estado sufra un bajón, no; a todo español le interesa el Estado, en ello le va la vida; el español cree más importante el todo que la parte aunque en estos momentos, y con sólo un poco de crítica, se percibe que para muchos es más importante la parte que el todo.

No es posible que hoy, en momentos difíciles, unos y otros se presenten como virtuosos y a los otros como pecadores, la historia sabe de ello un poco y el presente también, sólo hace falta repasar los periódicos y hablar con sinceridad; unos y otros, pecadores y virtuosos, pueden intercambiarse los papeles sin el menor rubor. Si ello es así, el pueblo se merece una claridad y sinceridad meridiana porque de lo contrario, de aquí a unos meses se le volverá a embaucar y poco a poco se minará su propio cimiento y vendrá el vacío.

¿Todos los miembros de una familia son virtuosos porque uno de ellos sea santo? ¿Todos son pecadores porque uno lo sea? ¿No estaremos ante el espejo de una sociedad al margen de virtuosos y pecadores? ¿Cabrá recordar el símil del evangelio de la paja y la viga en el ojo de todos?

La verdad es, ante todo, desnuda, ¿somos capaces de difundirla a palo seco, sin más aditamentos que la prédica personal? Si somos capaces de responder afirmativamente podemos cambiar el mundo, de lo contrario tan sólo estaremos aumentando el reino de la confusión en busca de la propia verdad que siempre es parcial.

Hoy está volviendo la doctrina de la Iglesia Católica a ganar terreno y ésta, cuando manda confesar propone lo siguiente: 1) examen de conciencia y 2) propósito de enmienda, ¿les suena esto a los políticos? ¿Y a los destinatarios de las medias verdades, nos suena?

Como ciudadano de a pie, formado en unos principio ético - religiosos de los que participamos un alto porcentaje de españoles, me pregunto: ¿Las medias verdades son el preámbulo de la verdad entera o simplemente un medio del embaucador de turno?

1979.06.13 Obras son amores...

Señores del gobierno: hace unos cuantos meses que pasó la época de las promesas. La fecha tan recordada por Uds. no ha supuesto un grato recuerdo para el resto de los españoles que les colocaron dentro de sus poltronas; permítanme, señorías, un ligero toque de atención.

Los momentos por los que atraviesa una nación son siempre históricos y no sólo esos que son históricos para unos cuantos que dada la benignidad de las estrellas se sienten identificados con la historia.

Señores, la historia es algo más que un manojo de conveniencias decididas desde sus sillones. La historia no es sólo un voto obtenido sino un compromiso adquirido al aceptar ese voto, y si mal no recuerdo, todos Uds. se sienten ufanos de haber sido los receptores de esos votos que no exvotos, porque cualquiera puede confundirlos y más si tenemos en cuenta que sus señorías se sienten infinitamente católicos aunque sólo sea por desempolvar el chaqué.

Hace tiempo que alguien dijo aquello de "obras son amores y no buenas razones", es para pensarlo., ¿cuánto han pensado Uds.? ¿No han sentido un vacío irresponsable cada vez que se han sentado frente al enemigo? Y no vayan a pensar por un momento que el enemigo es la oposición porque caerían en la más grande de las utopías que soñar pudiera. No, la oposición no es el enemigo, el enemigo es el pueblo porque se ha cansado de ser amigo, y si no se lo creen, corran a preguntárselo; quizás encuentren soluciones que ni por un momento son capaces de vislumbrar mientras sigan estando ahí arriba, pretendidamente por su virtud. ¿Tan difícil es hacer política? ¿Tan difícil es ser político?

Señorías, piensen un poco más en trabajar porque de lo contrario pueden encontrarse con esa deslealtad votante-bella que les hará despertar, y para su desgracia, y la de todos, habremos perdido un precioso tiempo. ¿No les parece que ya han dormido bastante? ¿O es que piensan que su sueño dure cuatro años?

Señores de la oposición: ni Uds. ni el gobierno saben qué es la tan cacareada Democracia. La Democracia no es ni más ni menos que ganas de trabajar con honestidad en beneficio de la sociedad que les ha votado; no se identifica con cruentas luchas de pasillo que terminan alrededor de un güisqui, no se identifica con las buenas intenciones ni con el sueño eterno de los justos.

La Democracia se identifica con el pueblo, del cual, quieran o no. son portavoces, pero no portavoces de sus ánimos contrarios sino de sus realidades sentidas que Uds. deben conocer porque dicen que han nacido de ese pueblo, con y para él.

Señores de la oposición, no se puede comulgar con ruedas de molino y pensar que los demás también lo hacen. Soñar con la sensatez es cosa que les corresponde en el ejercicio de sus funciones; soñar con el poder no les corresponde, eso le corresponde, quiéranlo o no, al pueblo.

Señores políticos: la política es servicio; no es una palabra que Uds. puedan poner en sus tarjetas de visita. La política no es triunfar sobre los criterios del contrario porque se tengan siete escaños más. La política no es fardar, la política es algo más que mirarse al ombligo, en todo caso ha de mirarse al de los demás.

1979.06.21 Políticos lloradores

Podemos soñar que estamos en un mundo imaginario del que no queremos salir ni por encanto. Este mundo podíamos asimilarlo a nuestra España, o más concretamente al mundo al que pertenecen nuestros flamantes representantes en ambos hemiciclos.

Atrás quedan los desvelos y devaneos de cara a dar la buena imagen de un mundo que ni siquiera son capaces de soñar, cuanto ni más de realizar. Atrás quedan los insomnios sufridos por los pobres españoles que aún creen en la esperanza de quienes no saben esperar nada. Atrás queda la buena fe perdida por mor de los aspirantes a oradores que han demostrado cómo son capaces de convertir la ilusión en puro juego de cachondeo que les ha aupado a una posición confundida. Todos pensaban que al hacer confluir sus cuidadas posaderas con los bancos de los lugares en donde se decide lo público, todo iba a cambiar; pensaban que el toro dejaría de mugir, la rana de croar, el burro de rebuznar y el niño de llorar. De ahora en adelante, a los aspirantes a oradores los llamaremos aspirantes a lloradores porque no hacen otra cosa: las cosas no son como ellos quieren que sean..., ellos no sabían, todos creían..., los de antes tienen la culpa,.... sólo les falta ir al confesionario en busca de la absolución a su cortedad, ¿o de su mala fe?

[Noviembre de 1985, carta a los Reyes Magos]{.underline}

Queridos Reyes Magos:

Perdonad que me dirija a vosotros antes de tiempo y que os saque de vuestro anual sueño cuando aún no han empezado los anuncios de las mercancías que repartiréis a manos llenas.

Este que os escribe ya no es un niño, por ello vuestra celestial cuenta corriente no se verá mermada al hacer realidad sus sueños.

Veréis, Majestades, por aquí abajo estamos un tanto confusos, siempre preocupados por cosas que no sabemos plantear ni resolver; el estado de ánimo de quienes vivimos este tiempo es de inquietud, de desazón, de expectativa..., no tenemos confianza en nosotros, no acertamos a salir de una vez con ideas claras y contundentes, no tenemos fe ni esperanza, nos estamos quedando muy cercanos al suelo; no tenemos caridad o la entendemos mal; no somos valientes; nunca somos culpables de nada, siempre son los otros; despotricamos de todo pero no acertamos a desprendernos de nuestro egoísmo y por ello no arrimamos el hombro sino es a nuestra propia tarea; todo está mal pero queremos que siga así; con nuestros propósitos y buenas intenciones llenaríamos un papel que llegase de aquí hasta el cielo y además todo escrito con letra menuda para que vierais cuan buenos son nuestros pensamientos, pero... el viernes nos vamos al chalet, olvidamos nuestros buenos ideales y esperamos que todo lo hagan los otros, pensamos que las soluciones a todas nuestras desdichas han de ser solucionadas a través de la magia; cualquier cuestión tendente a mejorar la convivencia la juzgamos mal, es imposible que pueda estar bien ¡ somos así de optimistas !, sólo es bueno lo que nosotros pensamos individualmente, ¡ la verdad es que creo que no pensamos, o pensamos mal !. Si nos tratan con justicia y honradez en su lugar vemos engaño y aprovechamiento, sólo somos buenos nosotros, a los demás les ponemos el listón a otra altura; tenemos los plomos fundidos y pensamos que los otros nos han apagado la luz.

Hemos hecho una especial escala de valores ante la que sonreiréis con cara de pillos, hemos hecho del dinero, del chalet, de la televisión, del sensacionalismo, de la apatía...un espléndido cuadro y lo hemos colgado detrás de la puerta de entrada para que no se nos olvidé antes de salir a cualquier parte; nuestra sociedad, si es que así se puede llamar, es puro hedonismo, en ella prima el dinero y el placer pasajero; hemos dejado todo a flor de piel para que haya poca profundidad porque ésta asusta; nuestras ciudades son maravillosas, ya no existen reyes llamados Herodes, ahora hay otros sucedáneos: droga, tironeros, navajeros, explotadores sin escrúpulos que piensan que la limosna es un buen pago a cualquier trabajo, políticos embusteros que del engaño hacen su bandera,... ya no se cede en el autobús el asiento a una persona mayor, hemos prosperado con aquello de la igualdad que todo el mundo predica y nadie sabe en qué consiste.; ahora somos contrarios a todo sin que sepamos por qué, pero eso es progre, presumimos de inconformismo barato, es más cómodo y a nada compromete. Nuestra juventud por fin ha tirado los prejuicios por tierra y parte de la pasa de todo menos del bolsillo de papa que da para todo: porro, cubata, colgante, entrada a lugares llenos de humo donde los pensamientos ser pueden cortar por lo densos que son y ello porque los prohombres así lo mandan y ordenan, dirigen todo sin ningún prejuicio; estos prohombres nos comen lo poco que podamos pensar, el tarro, con los medios de comunicación, fundamentalmente televisión , o caja tonta, toda llena de candorosa violencia y atractivos mil, hasta nos muestra el moralizador ejemplo del denominado hemiciclo, donde se reúnen los representantes de todos, y que pagamos todos, con su casi permanente vacío. Nuestros gobernantes cambian todo a una velocidad vertiginosa de tal manera que los cambios se suceden a sí mismos, se está haciendo realidad aquellos del filósofo griego: \" todo es constante evolución \" y así vamos despistados de periodo en periodo; cambian incluso las ideas de austeridad y lo que es más importante, las de solidaridad; no se si todas las cuestiones tienen algo que ver con el comentario del ininteligible humorista español, cuando quiere, de que \" al fin ya somos europeos\". Al menos algo avanzamos, nuestra capacidad de asombro se va haciendo menor.

No creáis que todo es así, no, hay también cosas buenas: gentes que trabajan, empresarios normales que no defraudan a Hacienda, es decir, que no engañan a sus vecinos, juventud que piensa en hacer un mundo mejor, padres normales, políticos honrados ,... y hasta de vez en cuando unos dibujos animados en televisión que dan gloria.

Como sé que sois generosos, os voy a pedir muchas cosas aunque , como os dije antes, no son de las que cuestan dinero, prometo poner comida a vuestros camellos; os pido fe y esperanza con el deseo de que no escatiméis esfuerzos en transportarla hasta nuestras casas; caridad para que nadie tenga que arrastrarse humillado en su pobreza ante la opulencia del que da unas monedas, si las da, de las que le sobran; amor para que nadie siga pensando egoístamente que él es lo único importante; os voy a pedir que aquellos cuyo sistema de vida es \" pisar\" tengan pies etéreos para no hacer daño; ilusión para todos, jóvenes y menos jóvenes, para que todos transformemos la vida aunque sea con esfuerzo; entusiasmo en los padres para educar a los hijos; respeto para que todos sepamos de una vez que quien va enfrente y al lado es tan importante y digno como nosotros; altruismo para nuestros gobernantes, para que sus acciones sean presididas por la ilusión, por el desinterés propio, por el amor, por la justicia; sabiduría para que padres e hijos sepan dirigir sus deseos, cuando haga falta, al interruptor de la caja tonta para empezar a desintoxicarnos de tanto cometarro; inteligencia para saber leer entre líneas los periódicos que actúan como grupos de poder.

Os voy a pedir, en fin, que de vez en cuando os deis una vuelta por aquí y nos infundáis la luz que vosotros tuvisteis al descubrir en las estrellas la ruta que guiaba a Dios, que dicen es lo mejor.

Si acaso falta algo, no dudéis en añadirlo a esa gran caja que nos vais a dejar a todos los humanos alejados ya de la niñez.

Con mi respeto e ilusión.

[12 de junio de 1985]{.underline}

En la ciudad de valencia, y siendo las diecisiete horas del día doce de junio del año de gracia de 1979, se han reunido los partidos políticos a efectos de discutir cuál de ellos se llevaba el gato de la Presidencia del Consell del País Valencia al agua. Oídas todas las tumultuosas voces de todos los secuaces del partido del gobierno, se ha llegado a la incongruente solución de nombrar un President - para que haga las veces de monaguillo - del partido de la oposición mientras que todas las carteras de las Consellerias se las han llevado los Centroucedistas, gobernantes que no tienen ninguna idea de lo que es gobernar si no fuera porque almuerzan gratis y a costa del pueblo adormecido por tanta belleza, y además, porque los que tienen enfrente tampoco saben de qué va el asunto

Así es que, en resumidas cuentas, volvemos a encontrarnos con las terribles incongruencias con que siempre nos hemos tenido que enfrentar los sufridos, y jodidos, españoles a la hora de conocer cualquier nuevo gobierno.

Señores, a la vista de tan tamaña tropelía, yo, representante de los que no tienen representación ni capacidad para representarse, propongo que se proceda de nuevo a nombrar presidente no tan... y unos conselleres no tan...

Pongo puntos suspensivos porque cada cual es libre de interpretarse como quiera, puesto que interpretar esto es interpretarse a sí mismo en cualquier circunstancia en que cualquiera se encuentre: comiendo con los de UCD-PSOE-PCE... o jodiendo la marrana como a ver nos tienen acostumbrados.

Nuestro gobierno parece un besugo pero sin horno; la oposición un pato pero sin agua y si hablamos de AP, podíamos decir que se trata de una güisquería en la que tienen cabida todas las putas de la política a excepción de los que por otro sentido cristiano de la vida son los hijos de éstas.

[La edad del disparate, 10 de julio de 1986]{.underline}

Andando el tiempo, el hombre camina mirando para atrás aunque sus pies se dirijan al futuro. El compañero de viaje habitual es el disfrute a borbotones no importando la calidad sino la cantidad. El ser a cada paso es menos ser, el hombre a cada paso es menos humano. El tiempo en que se miraba al futuro desde adentro quedó lejos; ahora es el tiempo de mirar al futuro desde fuera como queriendo olvidar lo que llevamos dentro. El hombre, ser donde caben preguntas, casi en número, infinitas, se está convirtiendo en un saco donde éstas se van guardando, mudas, esperando otros tiempos para irlas desgranando, poco a poco, si es que llega de nuevo el tiempo del progreso interior.

Decía un pensador que \" el hombre es lo que aspira a ser\". Yo dudo de que el hombre de hoy sea tal por cuanto las aspiraciones de ser quedan fuera de él, su mundo no crece de dentro hacia afuera sino que se llena de fuera hacia adentro; el hombre es receptivo de...,pero no es impulsor de su propio ser, esto es contrastable por todo el cúmulo de matices y sub-ideas de la sociedad lúdica y hedonista que atravesamos.

[23 de julio de 1986]{.underline}

Hace tiempo que en España venimos jugando al juego del desconcierto; en él no participamos todos los españoles como sujetos activos pero si lo hacemos como pacientes del mismo sin que aparentemente quepa otra alternativa que dejar pasar el tiempo.

Esta política del avestruz, cuando menos, es nefasta; el tiempo puede ser un elemento distorsionador de la realidad siempre que se cumpla la premisa de alimentar diariamente la vida en común en la misma dirección.

Hoy a cada minuto surge una noticia alarmista que gracias al efecto multiplicador de todo tipo de medios de comunicación se multiplica en su volumen con tal rapidez que parece engullir hasta a sus iniciales propagadores.

Sin ánimo de ser irreverente, ni irreflexivo, ni tendencioso, he de manifestar que la situación actual de mi país no me gusta, y no me gusta no porque todas las noticias tengan un carácter devastador, vengan de donde vengan y sea cual sea su origen sin juzgar su bondad o maldad intrínseca, su objetividad o su tendenciosidad, no, no me gusta porque entre todos no somos capaces de crear una noticia buena , ni una nueva ilusión, ni una sonrisa, aunque alguna ha de haber.

Veladamente puede pensarse que el mundo es como es, que la realidad es así, que nuestro país es así y que ,en consecuencia, mandan los hechos; puestos así hay que tener muy claro que son todos los hechos y no unos más que otros, o sólo unos, los que provocan todo lo malo. No obstante, estimo que toda sociedad ha de pasar por encima de una serie de circunstancias que como malas hierbas han de arrancarse mediante los medios adecuados procurando que esos medios se utilicen objetivamente sin que perjudiquen la otra hierba no mala. Lógicamente, en España, a fuerza de potenciar tanta maldad, todos acabaremos siendo malos y eso no conduce a ninguna parte, en todo caso desemboca en una injusta encerrona de la cual puede costar salir.

¿Qué hacer, pues? ¿Por qué no nos paramos a pensar que hay cosas buenas y que potenciadas pueden contrarrestar el mal efecto de las malas? ¿Por qué no dejamos de batir eternamente claras de huevo si el pastel a realizar no es eterno? ¿Por qué no sembramos un buen día, mañana mismo, un poco de ilusión para ver e resultado? ¿Es que nos da miedo el tener entre las manos otro tipo de sociedad que la que tenemos?

A estas alturas del siglo no podemos permitirnos el lujo de la desilusión, no; no podemos abjurar de un esfuerzo largamente realizado y ordenadamente defendido. No podemos seguir dejando a España en el ánimo de la desesperanza y al parecer es lo que más agrada en general. ¿Sabemos lo que queremos?

Es evidente que a nivel económico, principal vertiente o aspecto de un país occidental, pintan bastos; no es menos cierto que antes también han pintado bastos y de modo más contundente, anacrónico y anodino. Ahora bien, ¿alguien ha pensado que un componente de la economía es la ilusión? Si mañana los líderes políticos se pusieran a trabajar con ilusión, al unísono, codo a codo, sonriendo, sin buscar el poder a cualquier precio (que implica el desprecio al ciudadano ),llamando a las cosas por sus verdaderos nombres, admitiendo la realidad y agarrando con fuerza el timón del país, cada uno desde su responsabilidad, si ahora mismo esos que voluntariamente se han ofrecido a servir al pueblo sin que nadie les llame trasmitieran un mensaje claro, recio, duro, sin falsos paños calientes y dijeran desde su compromiso político, sea cual sea y desde el partido que sea, que las cosas son como son pero que podemos salir adelante, a buen seguro que el coste de la salida de la crisis sería menos costoso. Si todos los políticos responsables, desde el gobierno y desde la oposición, hablaran de ilusión, con toda seguridad los problemas empezarían a ser menores.

En fase de comparación, un padre no puede trasmitir constantemente a sus hijos desilusión, hostigamiento, maldad...; de la misma manera los guías de una sociedad no pueden permitirse ese lujo, y si se lo permiten evidentemente que no son guías y lo mejor que pueden hacer es abandonar tanto si forman parte del gobierno como de la oposición.

Hoy más que nunca ha de procederse con honradez, sin demagogia ni engaños. El bien de la sociedad está por encima de los individuos y lógicamente el poder o la aspiración al mismo no justifican posturas tan negativas. Un país no puede vivir sin ilusión y en continuo sobresalto, ni en continuo bombardeo de conjuras y maleficios; un país, entre otras cosas es una suma de ilusiones y quien piense que él es la ilusión entera ha de quitarse de en medio.

Hay grandes pensadores a quienes no estaría por demás releer para poder servir sin intereses ocultos a la sociedad desde una línea de servicio; uno de ellos, por lo demás conocido de todos, nos trasmite en sus versos que la verdad ha de buscarse conjuntamente, que no admite parcialidad, que es objetiva, que no es patrimonio de nadie.

Procede que muchos políticos hagan examen de conciencia y miren hacia adentro y delimiten si en su ojo hay paja o viga y analicen, en consecuencia, si ellos son merecedores de ostentar la condición de políticos; probablemente la mayoría descubra que no.

[29 de octubre de 1989, de la investidura]{.underline}

Han pasado las elecciones. El resultado, Diputado más, Diputado menos, se supo el mismo día 29-O. Desde entonces todos los partidos parecen ser ganadores menos el que precisamente lo ha sido. Este país, evidentemente, es distinto, en él, a veces, tenemos que comulgar con ruedas de molino que normalmente vienen del mismo lado del que lo solían hacer tiempo ha. Yo me inclinaría por invitar a los señores que dicen haber ganado a tener en sus labios, al menos en sus labios, un poco más de dignidad y a que olviden de una vez que tienen derechos adquiridos pues desde que este pueblo votó su actual Constitución el único soberano es él y ha demostrado que el 29.O encierra un símbolo y un triunfo.

Ciertamente que el partido ganador, un poco adelantado sobre su inmediato seguidor, puede formar gobierno con pacto o sin él, aunque podría pensarse que por la holgura de su victoria no debería hacer falta, y no me refiero a quienes puedan tener una misma concepción de la sociedad, matiz o ismo más o menos marcado; no, me refiero a que alguien de los votados debería reconocer que el candidato a Presidente no debería pasar por mendigar un voto a nadie, entre otras razones porque el pueblo, ese soberano callado, ha respaldado a quien a pesar del desgaste es, hoy por hoy, el líder indiscutible, tanto en persona como en partido.

Lecciones de humildad aparte este país, y por él sus representantes, no debería permitir que su Presiente tuviera que dar dos vueltas a la noria para que su nombre se publique en el BOE, todos saben que será el suyo y no el de ningún otro el nombre que figure en el Diario Oficial.

¿Para qué valdrá el voto en contra, para que sepamos que hay oposición? Eso ya lo sabemos pero tendrán que demostrarlo a partir de ahora. Todos esos que no permiten en política ni un gesto a buen seguro merecen otro tanto; o tal vez sólo tengan la capacidad que da el derecho al pataleo.

[19 de noviembre de 1989,]{.underline} Frases que no se deberían decir

A propósito del nuevo gobierno. \"Lo nuevo (en el gobierno) es tan irrelevante que no merece la pena contemplarlo\" ( J.M.Aznar )

Si los refranes fueran tan certeros como la realidad, dentro de unos años, o de unos meses, como Ud. quiera, de su gobierno, si es que algún día lo llega a formar por encargo de las urnas, se dirá lo mismo.

Además del refrán \" quien a hierro mata a hierro muere\", hay miles de refranes que cuando hablan de algo suelen acertar por cuanto son fruto de esa sabiduría popular, pausada, socarrona si se quiere, largamente pensada y lentamente dicha a través de la historia. Suelen ser metáforas seudo metafísicas que vienen cargadas de contenido no agotable por cuanto caben múltiples interpretaciones; tal es el caso de otro refrán no menos conocido que parafraseando a ese deporte paciente, expectante, con tiempo para soñar sobre el vaivén de aguas plácidas o vehementes dice: \" por la boca muere el pez\".

Sin ánimo de diatribas a veces demasiado largas, quiero hacer una pequeña reflexión utilizando estos refranes alrededor de la frase que encabeza estas líneas.

Qué duda cabe que el momento actual requiere de una gran imaginación, de un gran tesón, de una gran carga de ilusión, para sacar adelante este trozo de tierra que poblada por personas se llama España. Da igual en este caso la causa de tal estado de cosas; pintan bastos como cíclicamente han pintado en cualquier página de la historia. Pero pintan bastos para todos, para los autores del momento, par los coautores, para los que han guiado el timón y para quienes han tenido parte en el rumbo del barco aunque sus manos no lo hayan dirigido directamente.

Hoy, como en otros momentos de la historia, no caben posturas inhibicionistas por un lado y críticamente vacías por otro. Lógicamente cada cual, desde su óptica partidista, tiene su legítimo interés a decir y hacer; a opinar y soñar; a juzgar y criticar; pero, y también lógicamente, en ciertas personas debería primar, aunque a veces no les falte razón, un poco más de ponderación en aras de la \" presunción de... \", palabra próxima a cortesía que confiere a toda persona, cuando menos, el derecho a que sea aceptada, en principio, como digna de interés.

Desde mi pensar, posiblemente erróneo, poco acertado, tal vez carente de fundamento, ningún líder, sea cual sea la bandera que enarbole, debería abrir los labios para decir frases cargadas de descalificación implícita pues para ello posiblemente tenga tiempo. No creo que eso pueda ser parte del \" estilo \" de las personas que piensan ser guías de un pueblo; si lo es, debería arrancarse la hoja del manual donde se diga y con ello se conseguiría una sociedad menos cargada de resabios, de frases huecas que a nada positivo conducen; podría alcanzarse la meta nada desdeñable de purificar el aire a veces cargado de demasiada fuerza negativa.

La frase en cuestión, cuando menos, debería haberse dicho cierto tiempo después; la prudencia aconseja dar un margen de confianza antes de juzgar; a veces hay que tragarse las palabras dichas por incumplir ésta norma de comportamiento.

Lo de menos es el autor, podría haberla dicho cualquier otra persona, lo importante es la existencia misma de la frase que anticipa el pensamiento desconfiado de unas persona sobre otras; aun en el supuesto de que al autor no le falte razón para decirla, para acuñarla, es un buen punto de partida para toda persona, y más para las personas guías, la ponderación, tal vez su continua presencia en un mundo enfurecido lograra apaciguarlo, sosegarlo, hacerlo más habitable. Entre los beneficios de la ponderación está la estima hacia quien la ejerce.

En otro orden de cosas y respecto del segundo refrán mencionado sólo una pequeña consideración: hace unos meses, en pleno fragor preelectoral y electoral, se hicieron promesas de ciertas actuaciones en la meseta verde de este trozo de tierra rodeada de agua e ilusión; según se decía, en poco tiempo se iniciarían acciones tendentes a sustituir al guía de aquella meseta verde, llena de encantos y personas recias. De momento las acciones no se han iniciado por quienes las podían llevar a cabo. Imagino que el deporte de la pesca se ha vuelto político aunque no desearía que éste engullera a ningún pescador válido pues hay pocos y hacen falta.

[9 de agosto de 1993]{.underline}. Peñíscola.

Ante tanta proclama, a bombo y platillo, por parte de quienes están comprometidos en llevar a esta sociedad adelante, de que el caos en lo económico lo tocamos con las manos, no puedo por menos de dejar de sorprenderme de la poca cautela con que se conducen todos los compromisarios político-directores. No acabo de calificar el hecho de que todos tengan un claro análisis de la anómala situación y de sus consecuencias y dejen entrever que tienen la solución y en cambio ésta no aparezca ni siquiera esbozada. Sinceramente, y con pena, pienso que hay demasiados doctores de pacotilla con tintes de egoísmo que pensando en el refrán \" a río revuelto ganancia de pescadores\" dejan con el culo al aire a su \"amada sociedad\".

En situaciones como la actual no deberían bastar las denuncias sino primar el pensamiento de otro refrán muy conocido \" a Dios rogando y con el mazo dando\" o aquel dicho de \"arrimar el hombro al anda para que el santo avance\", ya vendrán otras épocas donde sea posible ejercer las sabrosas pillerías.

Desde mi poco docto pensamiento yo me pregunto si esos tan afamados \"doctores\" forman parte de la sociedad o están al margen de ella y por tanto no viven en, con y de ella. Con tanta clarividencia junta creo que es facilísimo salir de la crisis, basta tener claro un concepto tan esencial como el de \"sociedad\" y entre todos ellos, sea su signo político uno u otro (a veces la política debería estar lejos) plasmar un análisis objetivo de la situación y unas medidas justas y concretas para remontar esa situación que empieza a desvirtuar demasiados conceptos, entre otros, el de \" política \", a no ser que ésta se entienda como beneficio propio y no como servicio. Tan sólo les pido un poco de solidaridad a esos clarividentes seudo-filosofo-economicistas: póngase a trabajar juntos en beneficio de todos; a buen seguro lograrán el reconocimiento y agradecimiento de una sociedad angustiada y lega.

Por mi parte y en clave de solidaridad propongo algo muy sencillo y simple traducido en el esbozo de unas cuantas medidas tendentes a salir, en cuanto estas ayuden, de la crisis:

1.- Incompatibilícense todos los políticos de forma absoluta, es decir: que ningún representante popular pueda realizar otro trabajo que no sea el de representante. Aquí se corre el riesgo de perder a los malos políticos y posibilitar el afloramiento de otros más entregados a su trabajo.

2.- Incompatibilícense a todo trabajador al servicio de la cosa pública, es decir: que ningún funcionario, sea cual sea la forma en que jurídicamente se relacione con el Estado pueda realizar otro trabajo que no sea el de servidor de la sociedad; probablemente se generen muchos empleos tan necesarios para que quienes no tienen trabajo puedan encontrarlo. Aquí ha de incluirse, necesariamente, a todo el personal sanitario, médicos y a.t.s., ya es hora de que se vayan olvidando ciertos privilegios cuando se pide sacrificio a la sociedad menos pudiente.

3.- Contrólese que quienes reciban una pensión del Estado no realicen ningún trabajo remunerado (declarado o no, pues ahí hay trampa de ingreso en dinero negro: entiéndase comprendidos aquí a pensionistas, jubilados de forma anticipada, jubilados del ejercito o cuerpos militares que envían al mercado de trabajo personas con alrededor de cincuenta y tantos años por haber servido un determinado periodo, pensionistas mutilados del ejercito cualquiera que sea su causa.

4.- Súbase el aporte de IRPF a quienes ganen más de diez veces el salario mínimo interprofesional en 5,10,...puntos según que sus ingresos sean superiores a 10,15,...veces el SMI.

5.- Súbase el aporte por IRPF a quienes sean detentadores de un segundo sueldo en una unidad familiar si la suma de todos los sueldos de ésta supera en equis veces el SMI.

6. Permítase la desgravación de importe en la declaración de renta por pago de segundas o terceras viviendas; el mercado inmobiliario es un buen motor de la economía.

7.- Bájese el precio del dinero, así los ricos lo lanzarán al mercado de forma productiva y no de forma especulativa.

8.- Cóbrese dinero a los titulares de cuentas de ahorro superiores a equis millones, así no se primará el egoísmo improductivo.

9.- Inspecciónese fiscalmente a quienes no dicen la verdad ante la sociedad a través de la declaración de renta y oblígueseles a contribuir al sostenimiento de ésta ya que son quienes más se aprovechan de la misma.

10.- Conviértase en transparente la información que se de a la sociedad y que en la realidad sea la verdad que se predica.

[1993]{.underline} [Predicadores ¿de qué?]{.underline}

Una de las armas fundamentales, si no la más importante sí casi, con que cuenta el hombre es la palabra. La palabra original que expresa un pensamiento suele ser base de otros pensamientos menos originales; también suele ser guía y camino a seguir por quienes, confiados, sin pensar en exceso, se dejan arrastrar por una bandera dialéctica con apariencia de verdad aunque una vez analizada no suele responde a la plenitud de ésta. Ni el púlpito antiguo de las iglesias medievales desde los que se divisaban los rostros compungidos de tantos hombres oprimidos, ni los modernos estadios ni altavoces, ni los antiguos romanceros, truhanes y buhoneros, ni los hoy más modernos voceros de la verdad dicen otra cosa que parcialidad; la verdad como tal no existe por más que todos luchen por tenerla, por fortuna es patrimonio de todos y a más, ni eso; no es más que una entelequia a buscar que en boca del poeta queda lapidariamente escrita en el aire:\" ¿ Tu verdad ? No. /La verdad. / Y ven conmigo a buscarla. / La tuya guárdatela.\"

Con tal premisa que universalmente reconocida hace a la verdad relativa, yo me pregunto cómo hoy, en un mundo con tantos medios al alcance, existen personas poseedoras contumazmente de una irrefutable verdad que para nada guarda relación con sus hechos. ¿Cómo es posible que tan sabios dialécticos, políticos, comunicadores, predicadores, magos y adivinos, gente pudiente de una sociedad plural, puedan pretender ser ellos los amos de la verdad? ¿No será que con engaños nos pretender embaucar?

Respeto el decir plural pero no creo en las personas que se sienten dueñas a solas de la verdad. La verdad no embauca a nadie, ni hace negocios graves, ni huele a fe ni a maldades; la verdad no es el engaño de quien con decir lisonjero piensa que sólo él es el primero y que los demás, tal vez, pueden pensar! Dios los libre ¡en hablar alguna vez. La verdad no oprime, no intimida, no engaña, no prejuzga; es crítica, es asequible a todos parcialmente, no está al lado del dinero y del poder como otro más de los muchos monopolios que durante toda la historia de la humanidad han sometido a la mayoría silenciosa, sin más recursos que la reverencia, ante los detentadores del poder en cualquiera de sus manifestaciones.

La verdad, a veces, es cruda pero no cruel, la crueldad se genera por su mal uso siempre en beneficio de los dueños de toda clase de medios que hacen posible la división de la sociedad en dos: los que siguen siendo manipulados y los que manipulan.

Hoy por hoy, en estas fechas cercanas al siglo veintiuno, parece un mal sueño admitir el hecho de que exista poca asepsia informativa, son pocos los medios de comunicación que dejen de utilizar el sensacionalismo seudo ideológico aliñado según su conveniencia con el objeto de captar prosélitos; cuando las ondas o la prensa se introducen en el cerebro a través del oído o de la vista se producen sensaciones de desagrado que en ningún momento, pienso, pueden ser de menor intensidad en el emisor-escritor que en el receptor, pero si esto es así, y no lo dudo, ¿cuál es el soporte objetivo para ignorar la falta de objetividad en las personas teóricamente más formadas?, o en otras palabras parabólicas, ¿ Cómo es posible decir que el vecino está tuerto si quien lo dice es ciego ?

La cita bíblica de que \" la verdad os hará libres\", como tantas otras, la tenemos objetivamente olvidada. Así nos va el pelo.

[9 de agosto de 1993,]{.underline} Peñíscola.

Si aún recorriera ingenuamente el camino del confesionario como cuando contaba pocos años, confieso que me arrepentiría, sin saber todavía la penitencia. Me arrepentiría de no saber casi nada, de no poder contribuir con mi granito de arena sabia a arreglar el mundo y por tanto España. También me arrepentiría de tener envidia de tanto sabio como hay en todas partes y no ser uno de ellos. Hoy, me arrepiento de no poder respaldarme detrás de un título importante para decir lo que pienso sin que nadie me señale como un inepto; me corroe la envidia cuando constato que nadie me conoce, que no soy nada en ninguna parte aunque diga y piense tantas incoherencias como toda esa pléyade de sabios arregladores de nada real, y no sé si de algo en ilusión. Siento envidia de quienes tienen la desfachatez por compañera y siguen con la cabeza alta predicando a los cuatro vientos que no hay nada de posible arreglo sin ellos; vamos, que inclusive siento envidia por el nuevo zar ruso a pesar de haber pensado desde que vi su cara que a corto plazo sería eso, zar.

Espero de todo corazón que no haya muchos que sientan lo mismo que yo cuando hojean cualquier diario mientras esperan el metro o el autobús que les acercará al trabajo a eso de romper el día; quisiera ser el único en sentir cómo la alegría invade el pensamiento a cada línea que pasa ante los ojos cargados de desesperanza.

Después de ir y leer tantas críticas a todo el sistema económico mundial, yo me pregunto si todas esas diatribas diarias llevan alguna solución, o parte de ella, en sus alas o simplemente son expresiones vanas para ganar tiempo, llenar páginas y al final del año presentar suculentos balances para hombres sin rostro cuyo único fin es amasar y no precisamente pan.

Sería deseable que todo sabio se quitara el antifaz, el mundo siempre los necesitó en primera línea; sólo queda que ante la necesidad den un paso al frente y ofrezcan todo su valor y su saber y hasta su buena voluntad para frenar la debacle que anuncian; de lo contrario lo que hace falta es que callen; es mejor para la sociedad que tanto sabio se enriquezca en silencio sin mezclarse con la muchedumbre de \"normalitos\", en el olvido, que hagan vida de ricos a la luz del día predicando estupideces que suelen contagiar de falta de ilusión a los pobres indefensos que hasta en algunos casos les suelen ver como héroes y destinatarios de sus deseos cargados de envidia.

Si hoy tuviera la ingenuidad de los años infantiles en que pedía a los Reyes Magos ilusión, pues poco más podía pedir, les pediría que llenasen el cielo de aire de honestidad; hace tanta falta en todos los ámbitos que va siendo posible que cada día se agrande la desconfianza en todos aquellos que predican algo porque hay que predicar; esto es nefasto para la sociedad.

No todo el mundo es falaz, pero estos hacen más ruido.

[14 de diciembre de 1993]{.underline}, el circo.

A la vista de los jadeos, pataleos y otros aspectos innombrables de los Diputados (que no disputados) en el Congreso, cabe preguntarse si la realidad de España pasa por la cabeza de los bienpensantes hombres que han de haber leído, al menos, un libro de urbanidad, o simplemente si ésta ha de soportar bochorno tras bochorno.

¿Cómo es posible que los Diputados (delegados de todos los ciudadanos) nos dejen a la altura del betún, es decir, a ras del suelo, en sus comportamientos? En estos momentos todo parece conducir a una conclusión: ¡los altos políticos no están a la altura de quienes les eligen!, luego hay que cambiarlos, pero a todos sin excepción; dan pena; me apena pensar que me representan en nada, ni siquiera son educados; son niños con poca historia que contar, se repiten como el ajo y lo que es peor : ¡nos representan!

¡Vaya por Dios! Habría que pedir credenciales a todo político, habría que votar directamente a quienes queremos que sean nuestro \" alter ego\". No han de volver los listos, creo que albergan a un montón de tontos que se han hecho con reino de taifas.

[De la sociedad,]{.underline} 10 de febrero de 1993 Madrid - New York

Independientemente de no caer en la trampa de confundir la derecha con otros regímenes de connotaciones nefastas, hemos de partir, para una reflexión sin ningún tipo de insultos, de poner a cada uno en su sitio; esto ha de aparecer claro y si no es así la confusión puede ser enorme y desorientadora.

Qué sea la derecha, es claro: es el dinero, el poder fáctico que atenaza todo brote de petición de igualdad, de equiparación, de deseo de ser persona; su mira y reflejo es el cambio con el que se compra todo a todos salvo las ideas, por otra parte único baluarte individual más importante que cualquiera otra cosa y a las que , por desgracia, muchos renuncian al entrar en contacto con el dinero.

Qué sea la izquierda, también debería quedar claro, aunque haya en su alrededor ideas confusas que aprisionan su limpieza; la izquierda representa el ideal de un mundo donde todos sean iguales en dignidad, en cultura básica que permita distinguir dónde está la verdad del humanismo que ha de potenciar al hombre por encima de los cantos de sirena de esa sociedad que compone el circo donde arrojan, o arrojamos, a quienes podemos manipular en beneficio de una mayor opulencia individual aunque ésta sea fruto de la sangre, el sudor y las lágrimas de otros, de quienes recogen las migajas o a quienes perdonamos, o perdonan, limpiando su conciencia mediante mil y una formas de las que se hacen eco los medios de imprimir bondades. El problema viene cuando en la izquierda entran por cualquier rendija los ecos de los cantos de sirena de la sociedad que atenaza, que no permite pensar, que anula a la persona ofreciendo el color rosa del folklore inhibidor de quienes cifran su ser en el tener a costa de cualquier cosa que, junto a un largo etcétera de hechos y actitudes, confunden con su mensaje deshonesto a quienes aspiran a ser personas y van dejando un poco de sí en cada renuncia para obtener la libertad de vivir con algo más que con una mera mascara que recubra la cara .

[26 de mayo de 1993]{.underline}, al hilo del tiempo

Todo tiene un tiempo en la historia. No hay que dudar de que la esperanza también lo tiene, y tal vez con más merecimientos que muchos otros conceptos abstractos por los que nos movemos los humanos. Socialmente, todos a una, en estas fechas actuales, la esperanza se palpa en el ambiente; se demanda esperanza tal vez como único bastión merecedor de recibir todo el esfuerzo e ilusión del pueblo, sea cual sea su posición, su origen o su destino.

Tanto la esperanza, como la vida misma, es una inalcanzable meta que se aleja en la misma proporción del caminar hacia ésta; no obstante, hay varias clases de esperanza: [la utópica]{.underline}, la inalcanzable, la que impregna de sentido el caminar, el ser, el luchar, el llorar, el reír, el amar, el querer, el sonreír, el compartir, la que da sentido a la vida sencilla, humana, del hombre en su propia dimensión de finitud; de otra parte, [la realista]{.underline}, aquella que invalida la mayoría de los sueños y por tanto a la mayoría de los hombres que sueñan, la que constata sus alas plagadas de anagramas, de escudos, de banderas, de medallas, de reconocimientos y reverencias, de sonrisas infelices, la hipócrita, la que hoy es distinta que mañana, la que ensucia todo lo blanco, la que olvida promesas y vive sólo la realidad del tener y conseguir, del mandar, del poder, del ordenar, de no dejar ser porque yo no soy.

La historia se repite a cada paso, sólo cambian las palabras en su orden y por tal la línea no puede cambiar la idea, aunque se pretenda: profundizar más allá puede suponer esfuerzo y es más fácil seguir la corriente que pararse en el recodo del río contemplando el vaivén de los sencillos juncos. El compromiso es para los otros, no para mi, yo soy más importante y los demás me deben pleitesía, piensa el que sigue río abajo prorrumpiendo en gritos que ahogan el silencio y así aventan sus fantasmas y se alejan del ser, del esperar, y se ciñen al tener sin esperar.

A cada paso, el hombre ha de pararse, mirar a su interior, andar lento, en reflexión y al final, cuando esté próximo al mar, respirar antes de empezar a hablar.

[20 de julio de 1993,]{.underline} momentos de reflexión.

De vez en cuando, cada periodo cíclico, la historia demanda de los habitantes del planeta, de quienes la escriben, un alto en el camino, un descanso que permita mirar el horizonte cuando el polvo de la tormenta deja de poblar todo espacio y se sedimenta al caer la lluvia formando el barro amortiguador y modelable. Qué duda cabe que la niebla de tierra en suspensión llena la atmósfera y en demasiadas ocasiones no deja ver más allá del montículo que se hizo alrededor del abeto del jardín para contener el agua del riego.

El hombre sigue siendo eso, hombre, una ilusión perdida entre el lodo, poco más de un egoísmo hambriento de cubrirse de signos sin sentido, de gloria aunque sea nefasta y hecha a base de lágrimas de otros hombres.

Cada día, al nacer el sol, el mundo se sacude el miedo sin lograr dejarlo, parece como si desde la tierra se le atara para evitar su pérdida más allá de las nubes. No cabe duda de que así sucede porque las páginas del libro universal así lo demuestran.

En el fuero interno de cada poblador de este planeta viejo, sin ánimo de ofrecer alegrías para sacarlo adelante, la esperanza aún resuena más aunque son pocos, a penas nadie, quienes se arriesgan a ponerla en el ambiente para contagiar la calle, el aire y el mar, en definitiva, para contagiar al mundo. El que más, el que menos, se la queda para que no se la quiten, así piensa que está a salvo.

Por desgracia, el egoísmo está conduciendo a la destrucción aunque en buena lógica no puede ser de otra manera si prima este valor sobre todo. Cada uno se empeña en destruir lo que tiene enfrente, al final se está consiguiendo. Evidentemente por encima del yo individual hay un yo colectivo que contagiado por simpatía aniquila con más sin-sentido, con más fuerza, todo lo que se le opone; al final el yo colectivo se ha de destruir por auto aniquilarse la suma de individuos que lo conforman porque en ese sentido ya no queda nada salvo la destrucción y ya es demasiado tarde.

Históricamente el egoísmo, revestido por túnicas o sayales, por sedas o harapos, ha sido la causa del dolor que, llegado el momento, alcanza a todos sin distinción aunque a unos les llegue más tarde que a otros.

Hoy, cuando el tiempo ha ido indicando caminos de esperanza, es demencial mirar a ningún sitio, nada parece real, todo aparece como un sueño donde sólo el dolor impera por más que nos intentemos proteger de él.

De seguir ensimismados, mirándonos el ombligo, acabaremos destruidos por nosotros mismos; de seguir sonriendo impunemente viendo cómo al lado se matan, nos mataremos en el yo-universo, nos quedaremos hieráticos , fríos ,sin sentido , hasta que despertemos siendo polvo en suspensión que impide ver más allá de la corta esperanza.

Cabe plantearse si el mundo es algo más que lágrimas y dolor.

[24 de Julio 1993,]{.underline} al cabo de la calle

Con toda claridad ha de concluirse que cuando se trata de promesas de compromiso éstas sólo sirven para ese periodo en el que el escarceo es obligado; hay que convencer, después, el tiempo hará olvidar.

Al parecer no hay trascendencia en las palabras cálidas que captan la esperanza, tan sólo la tiene en la mente de quien incauto las recibe pensando que a partir de ese determinado momento todo cambiará; hasta la propia condición humana, piensa el iluso, se mutará. Después viene el momento de la verdad en que poco a poco se constata la sinrazón de la esperanza y la calidez de las palabras da paso a la frialdad. Cambian muecas y la sonrisa de la bondad se convierte en indiferente.

Atreverse a decir que el pueblo es engañado en toda convocatoria entraña el riesgo de equivocarse al igual que este riesgo de equivocarse lo entraña el cantar promesas al calor de la ilusión y rezar en silencio en el momento de ponerlas en marcha pensando que, cuando llegue otro momento de ilusión se cambiará el discurso de la realidad para después volver al camino andado. Atreverse a decir que el pueblo no se equivoca también es inverosímil; en él prima la ilusión y la realidad, en ciertas ocasiones, es un trozo de ilusión.

La historia está llena de promesas normalmente incumplidas que suelen arramblar a los promitentes.

Hoy más que nunca, en este mundo occidental tambaleante, presionado por un nefasto ciclo histórico, las promesas han de ser cumplidas y máxime cuando quienes las han de cumplir están al frente de la sociedad porque ésta creyó en ellas y aupó al poder a unas personas y no a otras.

Esta época exige (y en todas habría de ser lo mismo) el cumplimiento de todo aquello que dicho con anterioridad hace nacer en la mente de cada ciudadano un rayo de esperanza para el porvenir.

Si se habla de ética hay que llevarla a la vida, hay que plasmarla en cada hecho, en cada actitud, hay que exigirla a quien la predica aunque sólo lo haga para convencer y ganar, de lo contrario hay que apartar al predicador, dejarlo sin el carisma que otorga el ser votado, oído y escuchado.

Si el compromiso no es sincero, no hay compromiso y por tanto el contrato moralmente no vale; una de las partes no dice la verdad y la otra posibilita una realidad porque ha presumido que hay verdad; cuando se da cuenta de que ha sido engañada tiene derecho a pedir que le devuelvan su parte.

A pocos días del contrato celebrado entre la sociedad y sus representantes ( los políticos ) la ilusión de ésta va apagándose y se pregunta indiferente para qué sirve su tesón en imaginar y desear un cambio en el comportamiento de sus, en definitiva, servidores.

Cuando la época viene plagada de dificultades para gran parte de la población, cuando los sacrificios hasta se aconsejan va y resulta que los representantes de quienes tienen dificultades ( los políticos ) gozan de bula: tienen dos o más empleos todos bien retribuidos sin menoscabo, según ellos, imagino, de que en todos desarrollan sus cometidos con plenitud; sus hechos son distintos de sus prédicas, su moral va descompasada respecto a la de sus representados, la de éstos caída, la de ellos alta; aparcan las promesas, al fin sólo son palabras que barre el viento; olvidan el fin de su servicio; en definitiva, pierden la memoria.

Independientemente del \"ismo\" correspondiente a cada uno de los representantes que suman la soberanía popular como depositarios, cabe preguntarles si en la base de su decisión para enrolarse en la actividad política está el servicio al pueblo desde la consonancia con éste. Si sus señorías responden negativamente a la cuestión planteada, éticamente procede que dejen su escaño pues han equivocado su camino.

Si se quiere una sociedad sólida, estable, que mire al futuro con confianza, que vea en el hombre, en la mujer, de enfrente a una persona, que participe, que goce con la verdad, que crea en los demás, que ría, que crezca pausadamente en los valores solidarios, que camine con pie firme, no sólo sus señorías han de meditar; todo servidor público, sea cual sea su ámbito, ha de hacer lo mismo.

[24 de julio 1993]{.underline}, la ratonera: las promesas, los hechos.

Normalmente, el ratón, en su lucha con el gato, siempre busca su ratonera; en ella se olvida de sus luchas quijotescas, que no otro sentido tiene su denuedo por ganar al gato.

Para desgracia del ratón, siempre gana el gato salvo que algún niño, afinando su puntería, termine de una pedrada con el felino.

Es plausible el concepto de mayoría que tiene el ratón!, pequeño y quiere ganar tan sólo porque en su ratonera hay más ratones que gatos afuera ¡ ! si el gato con sólo acicalar sus bigotes tiene suficiente fuerza para obligar a esconderse a todos los roedores habidos y por haber¡

No obstante el ratón cree que con ser muchos se puede ganar. Al final siempre acaba desilusionado, viendo las aspas del impávido molino reírse de su valentía; desilusionado acaba por comprender que el ruido pasa y quedan las nueces, !triste y gran verdad¡

La lucha, sin cuartel, por la supremacía es manifiesta. Todos quieren poder pero sólo hay unos que pueden.

Así mismo es manifiesto el gran interés por ilusionar con algo que al ilusionista no le merece ilusión, ¿pero, quién después de unos años se acuerda de aquel ilusionista que engañó nuestra ilusión? ¿Quién va a resistir que aquel mismo ilusionista no le vuelva a ilusionar con aquella misma ilusión?... y es que el hombre, el normal, el de a pie, el que forma el pueblo, sufre de espejismo y ve un gran bosque donde sólo hay un campo de lechugas, ! gran ilusión ¡

Las promesas de todo tipo y por todos los que pueden son variadas, múltiples, variopintas, grandes, normalmente son ideales sacados de un viejo y empolvado libro y en nada compartidas, sentidas y mucho menos vividas. Pero el hombre, el de a pie, el del pueblo llano, el que con su blanca papeleta cruzada por unos garabatos hace posible el poder, sí las quiere, las ama porque las necesita y él no puede conseguirlas; por ello, con toda lógica, se deja arrastrar por esos viejos libros que él, aunque no sepa leer, sí los entiende si alguien se los cuenta! Gran decepción ¡

Cuando vienen los hechos parece como si la esterilidad fuera tan real como los huesos del ilusionista..., pero el hombre normal, el medio, sigue ilusionado. !Se aprendió unas cuantas páginas de un bello libro¡, !Ha progresado¡

Pasarán los años y nuevamente el gato vendrá a la ratonera a increpar al ratón y éste de nuevo bailará al son que el felino quiera tocar. A buen seguro que vendrá a enseñar unas cuantas páginas más de aquel viejo libro.

[Julio 1994]{.underline}, crisis económica

Desde hace unos cuantos meses vengo meditando, al igual que millones de seres humanos, sobre la tan famosa crisis. Hace unos días que permanezco mirando el mar y plácidamente sigo pensando, meditando y repensando cuál puede ser la solución a tan honda y demoledora situación que parece querer acabar con lo que de bueno, si así puede llamarse, se ha conseguido en los últimos lustros en el mundo occidental.

Sea cuál sea el recorrido de mi pensamiento siempre termino en el mismo sitio; al final del pensamiento, tal vez porque no entiendo de grandes economías, registro en mi cerebro las mismas palabras: solidaridad, ilusión, remodelación del sistema capitalista, vuelta a las nociones fundamentales de la vida...

Estoy convencido de que cada día hay más pobres, que sin poder evitarlo son cada vez más pobres, y más ricos que siguen escalando peldaños para ser sumamente ricos; es decir, hay demasiada desigualdad y eso, posiblemente tenga un final; probablemente los pobres algún día decidan que no haya más ricos a su costa y entonces ni habrá ricos lujuriosamente ricos ni pobres endémicamente pobres, ambos desaparecerán envueltos en luchas de supervivencia vital.

Salvo que una fuerza extraña me ilumine, no entiendo en base a qué se acumulan inmensas fortunas a costa de inmensas miserias ni para qué quiere una persona tener a su nombre una cuenta en el banco con tantos ceros a la derecha de una cifra que hagan falta los dedos de las manos de cuatro pobres para contarlos.( Si alguien lo entiende que me lo explique). Menos aún entiendo si los poseedores de tales cifras se predican a sí mismos como portadores de valores casi eternos y dicen velar por el bien de la humanidad amparados en ideas seudo político-religiosas heredadas por la tradición familiar que ha ido dividiendo al mundo en dos: los ricos y los otros.

Tal vez el sistema capitalista toque a su fin y sea necesario un replanteamiento serio y honesto de todo el entramado económico-social-cultural de este \" ismo \" que tantas desigualdades crea; de cualquier manera es necesario pensar que si el planeta en que vivimos puede alimentar a más personas de las que hoy somos estamos equivocados al pensar que la crisis es la culpable de todos los males, yo más bien me inclinaría por pensar que hay sujetos activos que propician la crisis.

¿Para qué les sirve a los poderosos la crisis?, es más, ¿Para qué les sirve el poder a los poderosos que permiten la crisis? y más aún, ¿En qué les afecta a esos poderosos la crisis, en hacerles más poderosos?

¿Por qué no ser más racionales? ¿Por qué no ser más solidarios?

A veces sólo soy un cesto de preguntas que me recito a mí mismo y no logro responder; dejo algunas en el aire: ¿Tiene la economía algún componente de ilusión? ¿Tiene algo de positivo esta sociedad? ¿Merecen la pena y nuestra confianza todos los líderes o quienes pretenden serlo? ¿Por qué sin apenas recorrer espacio en el tiempo se pasa de la euforia a la debacle? ¿Por qué sigue existiendo la opulencia dentro de la opulencia y el llamado tercer mundo o la miseria más absoluta? ¿Por qué somos tan ilusos en pensar que occidente es el ombligo del mundo cuando en un abrir y cerrar de ojos puede dejar de serlo?

En mi pensar, creo necesaria una mayor redistribución de los bienes existentes en el mundo, todos los seres humanos, por así decirlo, somos hijos de dios y por tanto con iguales derechos; es preferible redistribuir los bienes que luchar por ellos, no creo en la teoría de que el hijo del más rico magnate sea más importante que el hijo del más mísero mendigo, no hay diferencia en la esencia, los dos son hijos.

Tal vez uno de los mayores males de nuestro mundo haya sido perder puntos esenciales de referencia, hemos crecido sólo en apariencia ,tenemos más bienes que, ahora por arte de magia, empiezan a escasear; en cambio tenemos menos reciedumbre, somos menos \"persona\" ,más irracionales, nos creemos individualmente islas que en medio del océano no tienen interconexión alguna; eso conduce al fracaso, no hemos crecido al unísono en lo esencial y en lo material y ello produce una disfunción que, cuando menos, potencia el egoísmo y éste, normalmente, conduce al fracaso individual y, por ende, al colectivo.

Después de mirarse adentro cabe un propósito de enmienda, tan sólo hace falta que un examen colectivo nos haga reconducirnos para volver a soñar que la sociedad hemos de reconvertirla en beneficio de todos. Lógicamente todos hemos de contribuir pero la parte principal han de soportarla quienes deliberadamente han pretendido y conseguido ser los líderes, naturales o ficticios, de una sociedad que clama a plena voz por una reconversión.

[Navidad 1995]{.underline}, a propósito de la vida política convertida en folklore e insulto.

Dentro de una hipótesis probablemente razonable, todos estemos al borde de una crisis hipocondríaco-política en la que, a cada momento, vamos hundiéndonos sin saber a ciencia cierta por qué.

Entiendo poco de casi nada pero mi olfato me dice que, entre la desidia de unos y la prisa de otros, este país está dando demasiados tumbos y, además, a una velocidad de vértigo con lo cual resulta incontrolable el movimiento; es como si avanzáramos por una montaña rusa en la que subimos por primera vez.

En momentos de rapidez inusitada, activada por los más diversos intereses inaccesibles a la mayoría de los españoles, debería declararse un mes de vacaciones para todos los ciudadanos de la piel de toro o la exigencia de que todos participáramos en unos ejercicios espirituales por ese tiempo.

Al filo de las noticias, cada instante es una sorpresa, cabe constatar la altura de los políticos, la bajeza de los intelectuales, el amor a la patria de los grandes e impenitentes defraudadores de turno, o viceversa. No me extraña nada, siento pena y rabia.

Este país, nuestro país, no se merece nada de lo que parece importante, tan sólo se merece la actitud venerable de los ancianos, alejados del tiempo a través del recuerdo, mientras el sol va alargando su figura al caer la tarde cuando analizan el ir, el venir, el hoy y el ayer en la plaza del ayuntamiento. Lo demás, como dice la canción, no importa.

Creo que estamos convirtiendo la convivencia en algo nefasto, la hemos desprovisto de vitalidad, de lozanía, de normalidad y la hemos revestido de intereses que ala postre nada tienen que ver con ella. ¿Qué sentido tiene tanta crispación? ¿Qué sentido tiene tanto sentimiento hostil? ¿Qué sentido tiene tanto miedo? ¿Es esa la vida que procuran los voluntarios líderes políticos que surgen, teóricamente, con un gran amor a la patria, con un insuperable deseo de servir a los ciudadanos? ¿No estarán todos disfrazados con pieles de oveja tras la que ocultan su verdadero ser de lobos?

Es impensable que entre todos los desinteresados políticos, con tanto amor a la pobre ciudadanía, no hayan logrado en ningún sitio, en ninguna provincia, comunidad o pueblo, eliminar d ella vida pública a todo aquel que ha mostrado una actitud deshonesta para con sus amados gobernados ¿Tan difícil es apartar a los impostores? ¿Qué sociedad pretenden, la que predican y con la que embaucan ó aquella en la que sólo caben ellos; si es que creen en algo más que en ellos mismos?

Por este camino difícilmente podemos seguir por mucho tiempo, no hay cuerpo, por muy celeste que sea, que lo aguante y menos el de una sociedad que sufre, desorientada, un estira y afloja innecesario, locuaz, insincero, cargado de intereses no proclamados y por ende ocultos a la sencillez de esta sociedad por muy soberana que sea.

Si todos los mensajes son de ansias de poder por el mismo poder, éste corre el riesgo de no ser respaldado para quienes lo tienen o para quienes lo desean. Poder es servicio y eso, me temo, no es compartido por muchos. ¿ Qué sentido tiene querer estar arriba de la pirámide para ayudar a quienes están en la base soñando que el predicador de turno les ayudará a subir sosteniendo una recia soga para que trepen hasta el vértice y así gocen del poder que parte de ellos ?

Cuando se está arriba se sigue mirando el cielo, mirar para abajo puede producir vértigo con todas las connotaciones físicas que esto conlleva.

[18 de enero de 1999]{.underline}, vendedores de humo.

Cada día me pregunto si en las primeras posiciones de la sociedad hay personas normales, de esas que miran el horizonte en los atardeceres pausados y escuchan el ritmo del tiempo, de las que caminan como el común de los mortales apoyando sus pies, de barro, en el polvo de los caminos, sin levitar, o si, por el contrario, son persona idílicas, de las que viven en un mundo de sueños que dista de la realidad tanto como los molinos de viento de ser gigantes. A lo más que llego es a convertir en realidad los chistes de los medios de comunicación pues ellos suelen dar la medida de lo que es la crudeza del día a día; fuera de esto, llego a pensar que esas personas de la primera fila, incluso más, de la fila cero, esa fila inmezclada con el resto, nos toman, como vulgarmente se dice, el pelo, ¿o es que tiene sentido tanto bombo y platillo, tanto boato, tanta propaganda con la que no dejan ni un minuto de abrigarnos? Al final, todos serán buenos por necesidad, o por necedad, o como aquel: si tanto insistes..., pues será verdad ¿Ha pensado alguien de esta sociedad que también en ella hay algo que no marcha como debiera? ¿Hay alguien que piense siempre con esperanza en ese mundo idílico propagandístico que mira hacia atrás con ira y hacia adelante con florilegios del más puro color de la idiotez? ¿Acaso hay españoles que piensen un poco más allá de los contornos de la televisión? ¿Acaso...?

Después de todo, tenemos suerte en España: hoy están los mismo políticos, algunos demasiado empolvados, de siempre; hoy, tenemos a la misma Iglesia, hoy tenemos a los mismo voceros, hoy tenemos las mismas ideas: somos inmovilistas y nos creemos todo lo que sea de color lila, aunque, bien pensado, los lilas somos nosotros.

[19 de enero de 1999]{.underline}, ¿Tiene el pueblo los gobernantes que se merece?

Mirando, si quiera sea de soslayo, la Constitución es fácil adivinar que el pueblo español no tiene los gobernantes que se merece. Para afirmar lo anterior hemos de partir de una premisa, a saber: el pueblo está formado por todas las personas que suman nombres a la lista compuesta por casi cuarenta millones de almas, ¿o números?, sean éstas de cualquier condición, estatura, color, idea religión, es decir, sin distinguir si es ciudadano de primera, segunda o tercera, o más si las hay, que no será por ganas de ciertos sectores, de esos que a ciencia cierta son de la primera división.

Y el gobierno ¿tiene el pueblo que se merece? No, radicalmente no, si eso fuera así no sería engañada época tras época por quienes ansían el poder por el poder mismo. El gobierno de la piel de toro se merece un pueblo ácrata, de mirada torva, desconfiado, y no es así, antes al contrario es un pueblo fácilmente manipulable porque su esencia es buena. El pueblo cree en el bien común, en la esperanza común, en el servicio entre todos, en la amistad, en la dignidad, pero cuando se da cuenta constata que sufre de vértigo y de espejismo. Cuando va recoger sus frutos observa que se lo han llevado al huerto, o que se lo han llevado del huerto donde él pensaba que abundada el verde esperanza.

Confía el pueblo en el gobierno, en el gobierno que con toda evidencia se muestra distinto para unos y otros y cuya pretensión es seguir siéndolo aunque para ello haya de pintarse de verde. Cuando cambie el color, sencillamente se irá, pero ¿quién será el responsable de haber rebajado la esperanza del ciudadano medio, de ese que no sabe ni especular con sus sentimientos?

[21 de enero de 1999]{.underline}, la clase política.

¿Existe la clase política? ¿Cuál es su común denominador? ¿Se merece el ciudadano universal tan poca calidad en la mayoría de sus dirigentes?

Quizás un chiste de Forges fuera más expresivo que una saturación de palabras sobre el papel; sería más fácil rascarse la cabeza con aire despistado y mirar al cielo diciendo: no entiendo nada.

En previsión de que no ocurrieran tropelías por parte de ese colectivo que gobierna el timón de la sociedad, la Constitución planificó la actuación, puso las líneas maestras, de quienes voluntariamente se deciden por ser servir honestamente al pueblo del que por mor de su propia soberanía pasan a ser ejemplo a seguir. Pasado el tiempo, la cruel experiencia, el implacable reloj, pone de manifiesto que siempre hay quien confunde todo en beneficio propio dentro del más variado ámbito y estilo, y creyéndose el dios sentado en el espacio infinito, lejos de los vulgares humanos, les va despojando hasta de la ilusión a fuerza, eso sí, de insuflarles una nueva ilusión que a medio plazo resultará nube de verano, pasajera impenitente que dejará otra vez a los sufridos engañados con la cabeza bajo un sol plomizo del que, otra vez, les costará mucho recuperarse. Claro que la posible mustiedad de los logros sociales alcanzados suele importarles poco si con ello obtienen poder a base de promesas.

El humo es el principal activo de la mayoría de los políticos que han confundido el arte de gobernar con el de engañar; y es tan fácil engañar a la sociedad que cualquier niño travieso puede dársela con queso, entre otras cosas porque ésta, cual ratón, siempre va ala apariencia primera, al queso, pero no ve lo que hay detrás, el cepo.

Hoy es un grave problema la financiación de lo público, cada vez se demanda más porque se ofrece más por quien quiere obtener el poder mediante votos, el problema es que para obtener votos siempre se pretende vender algo nuevo, ser más, dar más, aparentar más, parecer el mejor, pero... ¿y el respaldo económico? ¿Hay alguien que ganado una se hipoteque en dos? ¿Se permitiría gozar el presente propio a costa de arruinar el futuro de sus hijos?. Pues esto es lo que ocurre en parte del mundo occidental, y por supuesto en España, en la España de las Oportunidades o de las Rebajas: hay una permanente huida hacia adelante, hay poco sosiego, todos los récords se olvidan al segundo, todo el mundo se proclama campeón, sin contrincante cuando no existe lucha... El problema es que la nube se deshará y Aladino sentirá en su piel los pinchos de los matojos del monte sobre el que caerá en un repentino aterrizaje por falta alfombra.

[26 de enero de 1999]{.underline}, Entrevista a Mayor Oreja en la SER, "casi asamblea País Vasco"

No sé que pasaría si el PSOE hubiera tenido la ambigüedad con que se reviste el PP. Con toda seguridad que el grito estaría en el cielo, por lo menos, sus voces de histeria se oirían más allá de Marte. La pérdida del Norte no es menos en el PP que en el PNV; la sordera se ha adueñado de los gobernantes que, además, seguirán ganando porque todo va bien. Va bien el gobernar a cualquier precio; el sillón imperial es apetecible. El problema es que el discurso, engañoso, aún se crea por el españolito al que se le llena de melifluosidad, de bondad, de descoraje, de tergiversación, de todo aquello no predicado pero que a la postre adormece porque los colores pastel invaden la razón y la aplanan. ¿Dónde va el PP? ¿A dónde va la España constitucional?. A mi se me antoja que la inteligencia de España se ha obnubilado, se ha embarrancado con la molicie y si no se le pone remedio, el futuro de la piel de toro, será de tono oscuro salvo que un serrucho de tres kilómetros seccione parte del territorio y las aleje , con todas las consecuencias, lejos del alma común.

El nacionalismo se cura viajando, al decir de nuestro flamante Premio Nóbel, luego... ¿los vascos no viajan

[31 de enero de 1999,]{.underline} el fin de las ideologías

¿Qué es la ideología? ¿Para qué sirve? ¿Alguien tiene alguna? ¿Hubo alguna vez ideologías?

En el mundo actual, ni mejor ni peor que otros, sólo distinto, se está trazando un camino aideológico por el que caminar en busca de objetivos desideologizados convenientemente. Esto es peligroso, el hombre no es algo tibio, no tiene una temperatura uniforme y neutra, es algo más, es un sube y baja imprevisible que se pretende hacer dócil, fácil al halago, receptor de quimeras, comprador de humo. Y el hombre se deja porque, sin que él se dé cuenta se está quedando desarbolado de ideas, sin horizonte de pensamiento. Cualquier día se quedará sin su propia identidad y entonces no sabrá qué es.

Mirando la historia del hombre, desde que se tienen noticias, éste no ha dejado de intentar dominar el mundo con ideas que de la cabeza pasaban por el corazón y con las manos las transformaba en realidad. Hoy hay quienes pretenden que nada quede, se pugna por evaporar del agua en donde el hombre bebe el sustrato que le hace diferente a los seres acomodaticios y domésticos. Se le está haciendo un ser aséptico, sin sentimientos, sin fuerza, sin ideología.

[1 de febrero de 1999]{.underline}, el viaje al centro de la gaviota

El viaje al centro de la gaviota, era un viaje a ninguna parte, no había billetes por más que se esmeraran en abrir taquillas para venderlos. El centro es un axioma indemostrado y querido, deseado e irreal, es un ardid que, utilizado, depende de quien lo haga, es un engaño. Y el engaño al final se vuelve contra el sujeto que engaña, pero el problema es que cuando se descubre el mal está hecho y más allá del deseo impenitente de tener el culo pegado al sillón, no hay nada. ¿A quién se le va a poder pedir cuentas de aquello en lo que ha engañado?

Humo, humo y sólo humo pero que, a la postre, olerá a incienso embriagador por conseguir la mayoría absoluta, ¿y luego? ¿Qué sociedad dejará el incienso, la del falso rezo y la prebenda desigual?

[7 de febrero de 1999,]{.underline} por decir algo

Es cierto que todas las épocas de la humanidad son cruciales, la encrucijada es una constante vital en la que la sociedad decide día a día su supervivencia. Últimamente parece como si esa encrucijada únicamente tuviera que ver con un determinado sector de esa sociedad que tanto esfuerzo ha costado construir.

La principal virtud de una sociedad es la lucha constante en busca de objetivos mejores, hoy parece como si no hubiera nada por qué luchar, hay aun paternalismo social hiriente que pretende dulcificar hasta la voz con tal de conseguir votos para seguir actuando de adormidera. Y la sociedad no se revela, espera descerebrada un día a día de color rosa, idílico. El esfuerzo contributivo, baja, la solidaridad toca a menos, los servicios sociales van a más, o eso dicen, toda la actividad del Estado sube aunque se le pretenda eliminar en pro de no se sabe qué, se gasta más y se ingresa menos, pero se quieren votos aunque sea llenando de humo multicolor las calles del pensamiento, ¡es el milagro!

De aquí a no mucho tiempo, esto volverá atrás, ¿quién será el responsable, el gobierno, la oposición (que no hay), o la propia sociedad?

[10 de febrero de 1999,]{.underline} vergüenza torera.

Sí, señor; lo que Ud. diga, señor. Estos socialistas no tienen derecho ni a que se les dé agua, ¡mucho menos vidilla parlamentaria! ¡Faltaría más! ¿Y los nueve millones largos de votos....? tampoco merecen ni agua. Vamos, que todos los días de la vida son propiedad de la gaviota por partida doble y toda la sed se calma en sus fuentes.

Esa es la sensación que da el señor Aznar, mi Presidente, cuando recibe una pregunta en el parlamente, la casa de todos, de la oposición socialista. La involución que transmite, a pesar de que probablemente vuelva a ganar, ¡y de largo! es de sueño. Con toda seguridad que ha perdido la memoria, por si es así le indico que en las hemerotecas de 1991 en adelante hay abundante documentación para repescar y en la que se encontrará a sí mismo, porque parece ser que se ha olvidado. Si no ha perdido la memoria, es lamentable la vergüenza torera que manifiesta despreciando todo lo que huela a deseo de saber de la mitad, al menos la mitad, de la población de esa España que, ni entiende porque la cree su feudo, ni ama más allá de sentirla como sillón de sus dominios imaginariamente universales.

Este país no merece tanta necedad manifiesta ni la falta de consideración que encierra cada una de las respuestas que con tanta sabiduría da a la oposición en el lugar en que todos los españoles estamos representados. El espejo que le posibilitó asentar sus posaderas en el puente de mando debió de romperlo, tanto mirar atrás impide ver lo que viene por delante y a lo mejor va ay es un muro que frena en seco la marcha de la desfachatez.

[11 de febrero de 1999]{.underline}, dos varas de medir.

Construir la sociedad es algo más que implementar en ella, como único valor válido, una determinada y sesgada forma de ver la vida, analizarla melifluamente de forma monocolor y monocorde a la vez que se hace bandera de unos pretendidos y centrados valores inexistentes. El pueblo, a través de sus refranes, va jalonando el pensamiento de forma sencilla y concisa: "obras son amores y no buenas razones". Y las obras desdicen lo que quiere decir el actual gobierno que a la chita callando está deshaciendo lo que a su óptica de pensamiento no interesa. De tantas prédicas lanzadas son pocas las que han plasmado en al realidad en beneficio de la sociedad y de su propia credibilidad, y es que en el gobierno y su partido dicen unas cosas y hacen otras, exigen un comportamiento y se comportan de forma contraria a la que exigen a los demás, por representación no son la mitad de la sociedad y en cambio se sienten dueños absolutos de personas y haciendas. Pero eso sí, son muy hábiles, los mensajes que llegan a la sociedad y quedan en ella inundan a ésta de un bonito color y, además, todos queremos cambiarnos de gafas.