El Viaje al Centro de la Gaviota


El viaje al centro de la gaviota, era un viaje a ninguna parte, no había billetes por más que se esmeraran en abrir taquillas para venderlos. El centro es un axioma indemostrado y querido, deseado e irreal, es un ardid que, utilizado, depende de quien lo haga, es un engaño. Y el engaño al final se vuelve contra el sujeto que engaña, pero el problema es que cuando se descubre el mal está hecho y más allá del deseo impenitente de tener el culo pegado al sillón, no hay nada. ¿A quién se le va a poder pedir cuentas de aquello en lo que ha engañado?

Humo, humo y sólo humo pero que, a la postre, olerá a incienso embriagador por conseguir la mayoría absoluta, ¿y luego? ¿Qué sociedad dejará el incienso, la del falso rezo y la prebenda desigual?